Ejerce el buen trato en redes sociales

No es extraño ver que actualmente, tanto en entornos físicos como digitales, expresiones como ¨Love bombing¨, ¨Gaslighting¨ o ¨Ghosting¨ estén por todas partes. Hablar de la manera en que nos relacionamos se ha vuelto cada vez más popular y las personas utilizan nuevos términos para entenderse y apoyarse.

A pesar de un panorama que plantea un avance, la violencia digital de género persiste, sobre todo entre adolescentes. Se ha detectado que la mayoría no han recibido educación sobre el tema, lo que aumenta los riesgos y los peligros asociados al mal uso de los entornos digitales, que pueden incluir el acoso y el abuso.

Muchas personas han acuñado nuevas terminologías, iniciando un movimiento que, con un nuevo lenguaje, les ha permitido reconocer signos de cuando algo no va bien en sus vínculos y detener estas conductas antes de que evolucionen.

Para abordar el problema, el Ayuntamiento de Madrid detectó la oportunidad en fechas cercanas a la celebración de San Valentín para crear una campaña atípica y concienciar a los más jóvenes sobre las ideas, actitudes y comportamientos abusivos en entornos digitales.

Ante una gran oportunidad nos enfrentamos a un reto aún mayor, ¿cómo abordar un tema tan complejo de manera cercana y relevante para los jóvenes?

Un objetivo común por parte del ayuntamiento y de nuestro estudio, era crear conciencia sobre esta problemática y visibilizar el daño que puede ocasionar, mostrando que estos comportamientos son considerados prácticas delictivas y deben denunciarse.

Así, encontramos una oportunidad de acercarnos a ellos siguiendo la tendencia de ¨red flags¨ o ¨banderas rojas¨, que hacen referencia a situaciones que pueden indicar un buen momento para cortar un vínculo y reconocer alertas de comportamientos abusivos desde el inicio.

¿Cómo utilizar una tendencia para dar voz a un movimiento? Al menos mil millones de visualizaciones se han registrado en contenidos con el hashtag #RedFlags en TikTok, la plataforma preferida por los receptores de nuestro mensaje.

Al recontextualizar un movimiento para nombrar señales de alerta, buscamos concienciar a los adolescentes para que puedan identificar estos comportamientos y poner límites, dejando de justificar situaciones que comúnmente se normalizan por no tratarse de violencia explícita.

Al sacar una tendencia de las redes sociales para llevarla a las calles de Madrid, le dimos un giro definitivo para incentivarlos a reconocer sus propias “red flags”, liberando a las víctimas cualquier culpa, pero también reflejando circunstancias con las que puedan identificarse para reconocer este tipo de situaciones.

A través de mensajes de texto directos, establecimos un vínculo cercano a los jóvenes para detectar y prevenir escenarios de maltrato en entornos digitales.